El dragón se acercaba a mí. No pude comprender nada hasta que decidió hablarme: "No tengáis miedo, mi señora. Este humilde ser va a estar siempre a su lado, protegiéndola. Señora, perdonadme esta intromisión, pero he de decirle que váis a sufrir un gran cambio. Mi señora, ahora es el momento de partir". Y acto seguido, se marchó por el mismo camino.
-¿Sufrir un gran cambio? Y partir, ¿a dónde? ¿Un dragón que habla? Tengo que pensarlo- me dije.
"Si lo pensáis, moriréis, mi señora".
Y decidí partir, esa misma noche.