martes, 5 de abril de 2011

EROTICA BABEL

Esta noche mis pensamientos hablan solamente de ti. De tu cuerpo junto al mío, de tus labios sellados a los míos, fundiendo tu lengua con la mía haciendo ondas de placer.
Esta noche, mi cuerpo se estremece cuando pienso en ti. Cuando me acariciabas con tus grandes manos por la espalda, por mi nuca, por todo mi ser. Y me siento tan vulnerable, que se me escapan furtivas lágrimas de deseo, de añoranza y de amor.
Recuerdo cómo me desvestías, suavemente, sin prisas, pero con deseo de verme desnuda. Yo te miraba con ojos de lujuria, profundizando en tus labios y en  tus manos y en cómo recorrían todo mi cuerpo, intentando buscar mis pezones agitados. Me recosté en la cama, sabiendo que tu pene estaba excitado. Mis curvas desataban tu imaginación y me observabas como un voiger, el cómo mis manos recorrían mi cuerpo acariciándolo dulcemente.
Mientras,  tú te ibas quitando la ropa con tus manos temblorosas por la ansiedad de querer tenerme ya. Me cogiste en brazos y rápidamente me colocaste encima de tus piernas y comenzaste a masturbar con tu dedo corazón mi caliente clítoris, mientras yo cogía tu enorme pene y, muy despacio, lo iba poniendo más erecto. Nuestras respiraciones se convirtieron en una sola y el ambiente se hacía cada vez más intenso y caliente, como nuestros cuerpos.
Ya desnudos, nos tumbamos en la cama y tus manos masculinas hacían estremecerme de placer. Poco a poco ibas besando mi cuerpo, hasta llegar a mi sexo y tu lengua comenzó a acariciar mi clítoris, hasta introducirse completamente dentro de mi vagina. Y me sentía tan bien… Dios, qué placer, mis pezones se ponían duros. Sabías que yo estaba disfrutando por mis gemidos, por mi manera de mover mi cuerpo… Y acto seguido, me penetraste suavemente. Tu pene estaba caliente y duro, como una roca. Cada vez que se introducía hasta los confines de mi vagina, mi respiración se entrecortaba y tu boca soltaba un gemido agudo de placer… En ese momento quería parar el tiempo y conservar aquel estado de embriaguez, de éxtasis, de emoción, de gozo, de amor.
Acabamos tan extasiados, que no pudimos decirnos nada cuando nuestros cuerpos se separaron… Terminamos en el suelo sin saber cómo. Todavía te sentía dentro de mí. Hice que ese instante se grabara en mi memoria para siempre. Y cada vez que te echo de menos, lo recuerdo con tristeza  y añoranza. Y me estremezco y te deseo y quisiera que fueses mío aquí y ahora.
Pero te marchaste tan rápidamente que mi cuerpo todavía te extrañaba. Necesitaba respirar contigo, como otras noches, como todas esas maravillosas noches, pero te fuiste y me dejaste vacía. Me dejaste sin tus abrazos, sin tus besos, sin tu calor… Vi cómo te ponías la ropa que traías esa noche, esa gloriosa noche en la que me hiciste el amor.
Me dijiste: “adiós preciosa” y cerraste la puerta tras de ti. Quedé completamente abandonada, mi cuerpo necesitaba el tuyo y me puse a llorar tumbada en la cama, necesitada de amor…  Me quedé dormida entre mis lágrimas.
A la mañana siguiente, observé que mi cuerpo estaba completamente desnudo y que todavía mi sexo guardaba algo de ti. Todavía sentía que te tenía dentro. Me levanté de la cama y me dirigí hacia la ventana para poder imaginar que estabas ahí fuera, llamándome. Pero no fue así, hacía horas que te habías ido. Que me habías dejado con mis pensamientos, mis recuerdos y con mi cuerpo todavía respirando el sudor de tu piel.
Esta noche, siento mi vagina que me pide que estés dentro de ella. Mi mente, mi cuerpo, mis pechos y hasta ella misma se estremecen al sólo pensarlo. Mi alma se desborda cuando pienso en esa noche tan cálida, tan misteriosa, tan formidable, pero a la vez tan…, tan corta… ¡Oh, amor, por qué te fuiste!
Me hubiera encantado que estuvieses más tiempo junto a mí. Que me hablaras de tus ilusiones, de lo que te hace feliz, de lo que ansías o de lo que añoras.
Por qué te fuiste tan pronto… Por qué no esperaste hasta que mi mente pudiera olvidarte… Por qué me dejaste con esa sensación tan fría, después de haberme hecho el amor, como sólo tú sabes hacerlo, y haberme dicho con tus ojos Te Quiero.
Tal vez, con el paso del tiempo, llegue a olvidarte.

2 comentarios:

  1. Oleeeee! Ahí, ahí, que se vea, que se toque... jajaja! Muy chulo, aunque un poco melancólico! Un beso!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias!!! Sí, no acaba demasiado bien.
    Un besazo... :0)

    ResponderEliminar