miércoles, 30 de marzo de 2011

YAYA

A ti, yaya. Tú que has sido una persona muy importante en mi crecimiento espiritual, humano y artístico... Tú has sido, eres y serás para mí, siempre, la mujer que me ha enseñado a soñar. Me has enseñado a percibir, a sentir y vivir este mundo como algo mágico y a saber que hay un lugar sobre el arcoiris donde los sueños se hacen realidad y donde puedo ir con mi imaginación cuando algo a mi alrededor anda mal.

Gracias Yaya, por ser la superabuela genial, creativa y la que me enseño a pintar esos árboles tan grandiosos y originales como lo eres tú.
Siempre me acordaré, yaya, yayica, de los chocolates con churros que nos tomábamos tú y yo al salir de misa, cuando apenas yo tenía ocho años. Para mí era un momento muy especial, único. Y por supuesto, siempre recordaré cuando, tumbadas en la cama, me contabas cómo mis muñecos se comunicaban entre ellos sólo cuando yo dormía. Ahí comencé a desarrollar mi imaginación.

Gracias Yaya, gracias por todas esas cosas tan maravillosas que compartiste conmigo a lo largo de tu vida. Te quise, te quiero y te querré siempre... Allá donde estés, en ese lugar sobre el arcoiris, donde los sueños se hacen realidad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario